Hace poco mi familia hizo un viaje por carretera y además de disfrutar muchísimo de la hospitalidad del lugar, del entretenimiento y de los platos típicos, pudimos darnos cuenta de las falencias que genera la desarticulación de las entidades en el Estado. 

Como parte del viaje paramos en un mercado y, al no tener mucho efectivo a la mano para hacer compras, consultamos si aceptaban transferencias, a lo cual nos contestaron “Sí hay Yape, lo que no hay es señal”.      

Esta respuesta evidenció una clara desarticulación en el Estado. Por un lado el BCRP ha hecho enormes esfuerzos para generar la interconectividad de las billeteras digitales (Yape y Plin) para agilizar las transferencias interbancarias inmediatas sin cobro de comisión; y por otro lado el MTC se encuentra realizando esfuerzos para impulsar el despliegue de infraestructura de telecomunicaciones, pero con brechas que representan el 20% de centros poblados urbanos y 70%¹ de centros poblados rurales sin conectividad.                                                     

Entonces, si la medida de interconectividad es impulsar la bancarización y el uso de las billeteras digitales para pagos, transferencias y otros; entonces, ¿no se debería articular una estrategia para que el uso de estos mecanismos llegue principalmente a las zonas rurales y/o de preferente interés social (donde la penetración de mecanismos bancarizados es baja)? 

Esto claramente no sucede, puesto que no existe una coordinación entre la estrategia de ambas entidades y cada uno impulsa sus proyectos de manera independiente sin considerar los efectos que esto puede generar en el ciudadano. En este caso particular, lo que le genera a los ciudadanos que sí pueden acceder a una billetera digital pero no tienen conectividad, es que se tengan que trasladar a un lugar en donde tengan señal para poder hacer la transacción que necesitan hacer. Esto para un vendedor en un mercado es inviable (no puede dejar su puesto desatendido), por lo que termina perdiendo ventas porque sus potenciales clientes no cuentan con el efectivo necesario para adquirir sus productos.      

Este no es el único ejemplo de desarticulación que se puede observar en la regulación de telecomunicaciones. Mediante Resolución 061-2023-CD/Osiptel OSIPTEL emitió nuevamente normas relacionadas al robo de celulares; estableciendo obligaciones para los operadores sobre el bloqueo. Sin embargo, esta medida no ha tenido efecto alguno en la reducción de robos de celulares, cuyo número promedio se ha mantenido en 4.6 mil al día en los dos últimos trimestres del 2023².

¿Por qué las medidas adoptadas por OSIPTEL no han tenido efecto en la reducción de robos de teléfonos celulares? Porque el aspecto correspondiente al bloqueo de equipos es únicamente uno de los factores que requieren ser impulsados para reducir la cantidad de equipos celulares robados. Adicionalmente, se requiere que las entidades encargadas de seguridad ciudadana realicen los allanamientos necesarios a los lugares de venta de celulares robados, realicen las detenciones y se inicien los procesos a los implicados en dichos delitos, entre muchas otras medidas. Entonces ¿OSIPTEL es la entidad encargada de liderar esta estrategia? Claramente no. Es un actor importante, sin embargo, se requiere de muchos otros más y de una estrategia clara y sólida de alguno de los actores a cargo de la seguridad ciudadana, lo cual, no está sucediendo. Cada entidad está tomando medidas aisladas que, al no encontrarse coordinadas, tienen como efecto principal el perjuicio del ciudadano, quien no obtiene beneficio alguno.

¹ https://ebiz.pe/noticias/el-70-de-los-centros-poblados-del-area-rural-no-accede-a-internet-movil/

² https://www.osiptel.gob.pe/portal-del-usuario/noticias/osiptel-la-mayor-cantidad-de-robos-de-celulares-por-hora-se-reportan-los-lunes/