Relancemos las APP
mayo 22, 2020 11:18 amEscrito por Luis Miguel Yrivarren
En un artículo anterior mencioné que hoy sería un alivio contar con hospitales adicionales a los dos que tiene EsSalud bajo la modalidad de asociaciones público-privadas (APP)[1] en el Callao y Villa María del Triunfo[2]. Pues bien, en febrero del año pasado, se incorporaron los proyectos hospitalarios de Piura y Chimbote al proceso de promoción de la inversión privada bajo este modelo. Lamentablemente, el portal web de ProInversión evidencia que ambos no han tenido movimiento alguno desde esa fecha[3].
Puedo descartar que los resultados de los hospitales en el Callao y Villa María del Triunfo hayan sido fracasos que disuadan al Estado de promover los hospitales de Piura y Chimbote. Aquellos brindan servicios de salud a 500,000 asegurados de EsSalud y sus familias. Respecto del servicio, son los primeros en el país en contar con la acreditación Gold Seal of Approval[4] y cuentan con más del 80% de satisfacción entre los usuarios[5]. Cálculos realizados por EsSalud en 2015 estimaron que el costo operativo de los hospitales vía APP es menor al que asumiría la institución[6]. Estoy convencido de que se pueden replicar resultados similares o mejores en nuestro país.
Algunos podrían afirmar que no es momento de plantear muchos cambios a las APP, sino de pasar el temporal. Pienso todo lo contrario. Son las crisis y la incertidumbre —que se van a presentar otra vez— las que nos fuerzan a reevaluar lo que hemos venido haciendo y tomar acción para salir mejor parados la próxima vez, inclusive fortalecidos. Esto es lo que los psicólogos llaman resiliencia[7].
El primer paso que debemos dar es tener una aproximación honesta a la realidad. En 2014, la Unidad de Inteligencia de The Economist posicionó al Perú en primer lugar de la región Latam + Caribe en las categorías de Marco Regulatorio y Marco Institucional para las APP[8], lo cual reflejaba el buen manejo del Estado peruano. En 2015, después de recibir recomendaciones de una multilateral, el Estado introdujo cambios sustanciales en el manejo de APP y, poco a poco, el país descendió a los puestos 13 y 9, respectivamente[9]; que es donde nos encontramos ahora. Adicionalmente a esta evaluación cualitativa, los resultados cuantitativos
en provisión y gestión de infraestructura y servicios públicos en el Perú[10] son desalentadores.
Sin embargo, mal haría nuestro Estado en abrumarse ante esta situación y tomarla como algo que no puede cambiar. De hecho, no encuentro un obstáculo fundamental para que el Perú vuelva a ese primer lugar y a resultados satisfactorios, inclusive mejores que los anteriores. Los profesionales peruanos tenemos experiencia y conocimiento suficientes en APP que, salvo por el temporal del COVID-19, exportamos a otros países; así como una situación macroeconómica envidiable.
A estas alturas, habremos observado y aprendido que, obviamente, debemos hacer las cosas de manera diferente si queremos resultados distintos. El Estado peruano tiene tanto el deber como la oportunidad de hacer, esta vez, las cosas bien en materia de infraestructura. El viernes 27 de marzo se publicó la Ley 31011, que delega en el Poder Ejecutivo la facultad de legislar en diversas materias para la atención de la emergencia producida por el COVID-19. Entre otros temas, se ha incluido la facultad de emitir decretos legislativos con “la finalidad de garantizar la prestación de los servicios públicos [y] la reconstrucción y cierre de brechas en infraestructura y servicios durante o como producto de la emergencia”. Haciendo uso de las facultades, por el momento se ha emitido el Decreto Legislativo 1500, con innovaciones poco relevantes
Las APP son una herramienta poderosa de reactivación económica y de satisfacción de intereses sociales[11]. Entonces, ¿qué hacer? Debemos volver a mirar el desarrollo de infraestructura bajo los lentes de la realidad. Esto significa reconocer que estamos frente
a proyectos y tratarlos como tales, es decir, aplicando las prácticas comunes (principios) correspondientes a la gestión de proyectos de infraestructura. No es necesario volver a inventar la rueda, pero sí dejar de usar ruedas cuadradas (tratar a los proyectos como operaciones). Por ejemplo, miremos a EE.UU., que en 2015 reformó a nivel nacional la gestión de sus proyectos incorporando al sector público los principios y técnicas desarrollados por el sector privado[12]. Finalmente, tampoco se trata de destinar presupuestos enormes que no se ejecutan, sino de usar apropiadamente los recursos que tenemos, dar los primeros pasos y romper la inercia que afecta la antigua cartera de proyectos de ProInversión.
[1] ¿Por qué están estancadas las APP?
[2] 17 de las 25 regiones del Perú utilizaron menos del 20% de los recursos entregados por el Gobierno central para luchar contra la propagación de la COVID-19.
[4]Policlínicos acreditados internacionalmente
[5] “La alianza público-privada contribuye a modernizar la infraestructura hospitalaria, ampliar la oferta de servicios de salud y mejorar la atención integral que brinda el Seguro Social de Salud (EsSalud) a los miles de asegurados, destacó la presidenta ejecutiva de esa institución, Fiorella Molinelli Aristondo. (…) Estos centros de salud cuentan con altos estándares de seguridad, personal especializado, equipamiento moderno, laboratorios automatizados que permiten diagnósticos confiables y atención oportuna a los asegurados (…)”.
[6] Presentación de las sociedades operadoras de los hospitales Barton y Kaelin en el CADE 2019.
[7] “Resiliencia: el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional. Boris Cyrulnik”.
[8] The Economist – Evaluando el entorno para las asociaciones público privadas en América Latina y el Caribe.
[9] The Economist – Infraescopio Evaluando el entorno para las asociaciones público-privadas en América Latina y el Caribe
[10]ProInversión tiene resultados modestos y en 2019 el presupuesto de inversiones del sector público se ejecutó en un 65.7%, a pesar de reducir las metas de inversión, . Asimismo, después 3 años, la llamada Reconstrucción con Cambios solo ejecutó el 41% de su presupuesto.
[11]A modo de ejemplo, Guatemala y Colombia se preparan para reactivar su economía mediante APP. EE.UU hace lo propio mediante distintos modelos de inversión pública